«El modelo hecho hombre»: Moreno y por qué el Gobierno tiene que «bancarlo» pese a sus fracasos

 

«Si él se va, la economía se destraba», afirmó de Mendiguren, ex titular de la UIA, ahora volcado a las filas de Massa. Analistas se muestran escépticos respecto de que esto sea así y explican por qué un eventual desplazamiento del funcionario, a esta altura, no resolvería los problemas»

 

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Cuando muchos daban como un hecho el fin de su carrera política y aventuraban un alejamiento de las «trincheras» desde donde supo comandar con mano de hierro la economía del país, Guillermo Moreno volvió a la línea de fuego para demostrar que no en vano fue señalado como la «encarnación» propia del modelo K. 

Cabe recordar que, allá por mediados de agosto, cuando Cristina Kirchner hizo un llamado a empresarios, banqueros y sindicalistas para reflotar el diálogo público-privado, su llamativa ausencia fue leída como una señal de que su estrella estaba perdiendo brillo. 

Además, la acumulación de fracasos y de iniciativas que estuvieron muy lejos de colmar las expectativas oficiales -como el control de precios, el lanzamiento de la Supercard para competir con los plásticos tradicionales o el sostenimiento del superávit comercial, por nombrar algunas-, no hicieron más que alimentar las charlas de pasillo sobre su eventual futuro poco feliz.

Moreno, a juzgar por los rumores, parecía estar más afuera que adentro. Y si se lo seguía sosteniendo, observaban algunos analistas, era por una cuestión de puro timing político. Como para no entregarlo como «carne de cañón» a los opositores antes de las elecciones, que hicieron de la figura del secretario de Comercio Interior uno de los ejes de su discurso anti K.

Sin embargo, contrariando mucho de lo que se dijo en las últimas semanas, el polémico funcionario demostró que su suerte no estaba sellada.

En efecto, presentada mediáticamente como una «pulseada» entre funcionarios, Moreno volvió a posicionarse como el gran hombre fuerte del modelo K tras haber impuesto su voluntad por sobre la del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, respecto al futuro del plan de blanqueo.

Echegaray se había referido de manera pública y abierta -como pocas veces- sobre las sugerencias que hizo a la Presidenta de no extender la iniciativa. Incluso, fue más allá y dio a entender que la estrategia había fracasado. 

Pero, la intervención de Moreno activó el «pulmotor» al plan de blanqueo y esto le bastó para coronarse como vencedor de una pelea disputada en el «núcleo duro» de la administración K.

Para el analista Tomás Bulat, esta pulseada hay que leerla como una clara victoria del funcionario: «El actor principal en el plan de blanqueo es la AFIP y no la Secretaría de Comercio Interior. Por eso, la decisión de que se haya extendido el plazo por pedido de este funcionario es una clara muestra de que su figura quedó consolidada. Hoy Moreno está más fortalecido que antes».

En este contexto, desde las filas del massismo no hicieron más que reforzar el renovado papel protagónico del secretario de Comercio Interior cuando lo señalaron como el único y gran responsable de todos los males que aquejan a la economía.

Fue el propio José Ignacio de Mendiguren, candidato a diputado del Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires y ex titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien aseguró que si el funcionario era desplazado de su cargo, esto iba a permitir que «la economía se destrabe y que otra vez volvamos a generar dólares«.

Es decir, subirse nuevamente al ciclo de crecimiento virtuoso.

¿Será que sin la figura de Moreno en el escenario principal se corregirán todos los desfasajes que azotan al modelo?
Para Bulat, «es una visión de una simplicidad fenomenal pensar que porque Moreno se vaya se van a solucionar los problemas».

Sin embargo, el experto aseguró que la arremetida del massismo en contra de la figura pública del funcionario hay que leerla como el intento de una hábil jugada de la oposición que, paradójicamente, no sólo no buscó que el funcionario sea desplazado sino que intentó obligar al oficialismo a «atornillarlo» en su cargo.

«Contra lo que muchos creen, el massismo está jugando sus fichas para que Moreno se quede. Cuando salen a reclamar su renuncia, saben que la Presidenta nunca va a entregar la cabeza de un funcionario suyo«, disparó Bulat, para quien la oposición ve con buenos ojos que permanezca en su cargo por dos simples razones: «Las iniciativas en las que avanzó no terminaron bien, es decir, les facilitó la tarea, y además ahuyenta votos». 

Para Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol), «el massismo trazó una buena estrategia al marcarle los límites al oficialismo y ponerlo contra la espada y la pared respecto al tema Moreno».

Acto seguido, el experto consideró además que, de cara a las elecciones, su figura está lejos de sumarle votos al Ejecutivo.

«La lectura que realiza gran parte del electorado sobre la política económica no favorece al kirchnerismo. Y el secretario de Comercio Interior es responsable en gran parte de esto», disparó Novaro.

Si se va, ¿se solucionan los problemas?
En los últimos meses, no sólo desde el ámbito político se elevaron las voces en contra de Moreno, sino que las críticas también llovieron desde un amplio abanico de ramas de actividad industrial como así también de algunas entidades del agro, con la Sociedad Rural Argentina a la cabeza.

¿Es que acaso la partida del polémico funcionario permitiría que se recompongan todos los desfasajes?

Julio Burdman, director de la consultora Analytica, sostuvo que expresiones como la del ex líder de la UIA «son más un reduccionismo que una lectura concreta de la realidad. Si Moreno da un paso al costado desaparece lo que éste simboliza, pero no la forma en que se administra la política económica».

En este sentido, explicó a este medio que «Moreno no es un elemento independiente o una figura aislada. Es un implementador que trabaja en función de un modelo muy regulado».

En el arco empresario hay clara conciencia de que las palabas de Mendiguren son más atribuibles a un candidato en campaña que a un hombre que representa cabalmente a la industria.

«La lucha contra la inflación a través de la presión sobre las compañías, el comercio administrado, el fuerte intervencionismo público… son formas de gobernar que van a mantenerse hasta el último día de gestión del kirchnerismo. No imagino como algo posible que se extingan con un paso al costado de Moreno», destacó el presidente de una cámara sectorial con más de una veintena de reuniones en la Secretaría de Comercio Interior en su haber.

De este modo, consideró que «si no es Moreno, habrá otro funcionario, serán otros modales, otro estilo de gerenciamiento, pero el modelo está claro que no cambia«.

En este sentido, el directivo fue claro al remarcar que «el hecho de que falten dólares no es un problema achacable únicamente a este funcionario. Es el resultado de un sistema económico que fracasó en las políticas energéticas o que convalidó el atraso cambiario para no acelerar la inflación pero que ahora no para de perder reservas». 

«Con o sin Moreno, la escasez de dólares va a seguir siendo el gran problema del Ejecutivo«, disparó el empresario, contrariando la visión de Mendiguren.

Para Novaro, los desfasajes que debe solucionar la administración kirchnerista no se resolverán por la sola partida de un funcionario, en tanto y en cuanto no se apliquen correcciones que, a esta altura, sí o sí traerán aparejadas altos costos para el oficialismo.

«El problema no es si se va Moreno. El inconveniente es qué es lo haría cualquier otro sucesor, porque avanzar con cambios implicará pagar un precio importante. Y el Gobierno va a tratar de hacer justamente lo contrario: aguantar lo más que se pueda y posponer correcciones«, acotó.

El analista gregó que «hay mucho mar de fondo dentro de la interna del propio Gobierno. Hay funcionarios enfrentados entre sí, como Axel Kicillof que quiere seguir emitiendo o Mercedes Marcó del Pont que presiona para ponerle un freno. A esto hay que sumar diferencias de criterios en el manejo del gasto público, en las importaciones, en la administración del dólar… son muchos frentes de conflicto abiertos como para que todo pueda reducirse a la salida de un funcionario».

¿Hay Moreno para rato? 
El secretario de Comercio Interior, que había entrado en un cono de sombras, resurgió con fuerza gracias al espaldarazo que recibió por parte de Cristina respecto del futuro del blanqueo.

La Presidenta privilegió su consejo y desestimó las sugerencias de Echegaray, un punto que, según Novaro, hay que leerlo como una clara victoria ante el titular de la AFIP.

En este escenario, Burdman estimó que pese a la ola de rumores que hubo, y que seguramente habrá en el futuro, Moreno podría mantenerse firme en su despacho durante lo que queda de la era K.

«Hay un conjunto de funcionarios que forman el núcleo duro del kirchnerismo, como Julio de Vido, Carlos Zanini o el propio Moreno. Desde mi punto de vista, dan vida a un grupo que va a continuar hasta el final. Que el Ejecutivo los desplace equivaldría a que se desprenda de una parte de sí mismo«, acotó.

Claro que la presencia de Moreno al oficialismo le suma tanto en el debe como en el haber.

En este sentido, Novaro marcó la paradoja de cómo Moreno le resulta funcional a la oposición, en tanto que el Gobierno quedó atrapado en su figura.

«Personalizar la crisis en Moreno es un negocio sin riesgos para el massismo, mientras que para el Ejecutivo es cada vez más difícil hacerlo a un lado», sostuvo.

«El Gobierno sabe que este funcionario tiene mala imagen y que incluso en algún punto es piantavotos. Pero sacarlo para poner a otro funcionario que puede ser más débil que él, implicaría cambiar para no ganar nada. Por eso el kirchnerismo, con su figura, quedó atrapado en esta estrategia de aguantar lo más posible y tratar de mantener las cosas como están», acotó.

La única posibilidad que observa Novaro como un terreno propicio para que Cristina Kirchner avance con un recambio de «figuritas» sería «dando un giro importante, conformando un equipo económico sólido, que le permita corregir algunos desfasajes. Pero esto supone una ingeniería difícil de implementar, al tiempo que necesitaría encontrar un nombre fuerte que hoy no existe dentro del Gobierno».

Claro que este «revival morenista» no significa que el funcionario más polémico de la era K tenga el mismo poder de fuego que hace unos años.

Por lo pronto, los principales directivos de bancos de la Argentina acaban de rechazar su exigencia de que suscriban, de una vez por todas, los u$s500 millones en Baade, el bono patriótico que, hasta el momento, recaudó menos de u$s30 millones.

Tampoco está logrando imponer temor en la city, donde el blue pasó de cotizar a un mínimo en meses de $8,70 a los casi $9,60 actuales, a pesar de los distintos megaoperativos que intentaron ahuyentar a los arbolitos.

Para Novaro, «está claro que los empresarios ahora tienen más autonomía, pero Moreno sigue infundiendo respeto porque sigue teniendo capacidad de daño. Además, es un hecho que llevarse bien con este Gobierno sigue siendo propicio para hacer negocios».

Claro que, aseguró, se está abriendo un nuevo escenario, en el que los directores de compañías se irán moviendo como ya lo están haciendo los gobernadores.

«No van a anticipar su juego ni dar el salto antes de tiempo. Irán evaluando el terreno y preparándose para un eventual cambio de era», concluyó el experto.

Fuente: i Profesional

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