El otoño de los oportunistas, que todo lo pudren a su paso
El último y único armador de bandera argentina que brindaba un servicio regular de cabotaje con barcazas portacontenedores en los puertos de Santa Fe y Rosario, levantó el servicio.
Las cargas argentinas de exportación del interior, que se embarcan en esos puertos para transbordar sólo en Buenos Aires a buques oceánicos-según lo establecido por la resolución 1108 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación-se quedaron sin transporte fluvial: el servicio CARE, de Maruba, anunció la suspensión del tráfico.
Y como la resoluciín en cuestión obliga a que las cargas argentinas, que salen de puertos fluviales y oceánicos argentinos, sólo hagan transbordo en otro puerto argentino (llegando en buques de bandera argentina, por tratarse de un tráfico de cabotaje), estas exportaciones regionales simplemente ya no pueden hacerse por el río: la opción de transbordad en Montevideo fue vedada por la resolución que pretendió impulsar la marina mercante argentina.
Y lo que la realidad demuestra es que la marina mercante argentina desaparece.
Veinte años estuvo cerrado el puerto de Sante Fe. Pero en los dos últimos años, retomó la operatoria con un volumen exponencial de contenedores. Ahora vuelve a parar las grúas. Los productores que exportaban por allí retomarán la logística del camión.
Las razones que explican la suspensión del servicio de cabotaje es la desaparición de la carga. Lo que más se exportaba por Santa Fe era una mezcla de alimento balanceado sobre la base de harina de soja. A fines del año último, las retenciones para el producto se elevaron del 5 al 32%. «Era un volumen importante, de 70.000 a 80.000 toneladas. Pasamos de movimientos históricos de 600 TEU mensuales a nada», explicó Nicolás Casanello, despachante de aduana de Santa Fe, que recordó que el negocio se presentó como una oportunidad también para los «compensadores», los importadores/exportadores que creó Guillermo Moreno.
Ignorante e improvisadas, las políticas en transporte fluvial y en comercio exterior de los últimos años dejan un tendal de desprolijidades e impiden una planificación comercial seria del sector privado.
En la Argentina siempre florecerán las oportunidades. Opacadas a su vez por el otoño politico de los oportunistas, que todo lo pudren a su paso.
Fuente: LA NACIÓN