La siesta de Argentina y Brasil

Resulta preocupante la quietud del Mercosur, especialmente de los socios de mayor tamaño, frente a la intensa actividad de otras naciones y bloques en busca de acuerdos comerciales; un llamado para la Organización Mundial del Comercio

Mientras el resto del mundo se está moviendo muy rápidamente los gobiernos de los países miembros del Mercosur – especialmente la Argentina y Brasil-, parecen no darse cuenta ni estar al tanto de los posibles futuros perjuicios que significará para la economía de nuestros países lo que se está gestando.

Existe un clima de aislamiento y de aparente ignorancia de la múltiples negociaciones que se están llevando a cabo en casi todas partes.

El desatendido y menos preciado comercio exterior en la Argentina es, huelga decirlo, una fuente de trabajo para los habitantes de cualquier país y también de crecimiento de la economía. Esto es algo que no parecen percibir en el ámbito del gobierno.

Los cambios de diversa índole que están ocurriendo son liderados por las dos mayores economías del mundo: Estados Unidos y la República Popular de China.

Estas dos naciones tratan de adaptar sus estrategias de conformidad al nuevo orden mundial multipolar que domina las relaciones internacionales desde hace algunos años.

La Organización Mundial de Comercio (OMC) estableció que existen en la actualidad más de 300 acuerdos comerciales preferenciales, algo que se acentuó a partir del fracaso de la Ronda de Doha.

El viejo ideal del GATT de la apertura mundial del comercio, de las negociaciones a nivel global, de la multilateralización de los acuerdos, está siendo dejado de lado por estos emprendimientos que si bien también de alguna manera incrementan el intercambio son, al mismo tiempo, un obstáculo para alcanzar los objetivos globales que perseguía el GATT al tiempo de su fundación, a fines de la década de 1940.

Tiempo de reformas

El aumento de intercambio de los servicios y las nuevas modalidades de organización implica la aparición de formas de generación de bienes y servicios realmente muy novedosas.

Ante esta realidad creemos que ya es tiempo de que la OMC comience a pensar en la reforma de algunos de sus principios y de sus funcionalidades. Una institución como la OMC con más de 160 países miembros ha visto incrementadas sus dificultades de funcionamiento dada la realidad imperante.

Los cambios que están sucediendo tan rápidamente han sido tomados en cuenta por las grandes economías, como los Estados Unidos, China y la Unión Europea.

Se están gestando importantísimos nuevos acuerdos como el llamado Acuerdo Transpacífico, que comanda Estados Unidos junto con otros países, los cuáles reúnen el 40% del Producto Bruto Interno mundial, nada menos. Este acuerdo incluye además a Australia, Nueva Zelanda, Chile, Perú, México, Canadá y probablemente en el futuro Corea del Sur y Japón.

LA NUEVA REALIDAD INDICA QUE ES TIEMPO DE QUE LA OMC COMIENCE A PENSAR EN LA REFORMA DE ALGUNOS DE SUS PRINCIPIOS Y DE SUS FUNCIONALIDADES

También Estados Unidos ya firmó acuerdos similares con Colombia, México, Perú y Chile para citar nada más que a países de la región latinoamericana.

Por su parte, La unión Europea-que reúne a 28 naciones-cerró acuerdos de libre comercio con Corea del Sur y está negociando con Singapur y Canadá, ademas del Mercosur con quien está negociando infructuosamente desde hace años.

Pero hay más. La UE y Estados Unidos están tratando de construir el llamado Acuerdo de Libre Comercio Transatlántico (Tafta) cuyas negociaciones avanzan y son casa vez más firmes.

Por su parte, los países asiatícos liderados por China y Japón también están  embarcados en un conjuntos de acuerdos comerciales regionales del este asiático y hasta con países de América del Sur ribereños del Pacífico.

Todos estos acuerdos, algunos ya vigentes y el resto de posible e inminente concreción, irán consolidando poderosísimos bloques y seguramente habrán de perjudicar de una o de otra manera a la Argentina y Brasil, que se mantienen ciegos y sordos, olímpicamente al de margen de los mismos como si no les fueran a afectar y perjudicar. Les afectarán y mucho. Pero mientras tanto, parecen seguir durmiendo la siesta. Cuando despierten será tarde.

Fuente: LA NACIÓN

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