Cómo mejorar la aduana

Los negocios internacionales son la herramienta clave del desarrollo económico del país, y por eso los procesos para importar y exportar deben ser ágiles, eficientes y transparentes; propuestas para modernizar el Estado

La importancia del comercio exterior para el desarrollo económico impone adaptar las funciones del servicio aduanero a un proceso de crecimiento de la actividad.

Para ello, es conveniente tener en cuenta tres aspectos elementales: la diversificación del comercio y por ende, de las operaciones y las mercaderías que forman parte de la compraventa internacional, con nuevas formas de transacción; nuevas consideraciones sobre el transporte de mercaderías (también sobre su carga y descarga) con mayor celeridad y modernización de infraestructura para el manejo de contenedores y optimización de los controles aduaneros, y la simplificación de trámites y reducción de la discrecionalidad del funcionario aduanero, pues su injerencia directa y personal amplía las posibilidades de corrupción administrativa y genera mayores costos.

Las aduanas irán cumpliendo cada vez un servicio más complejo, por lo que es indispensable su mayor capacitación y adopción de medios de control más acordes a las nuevas tecnologías para facilitar el intercambio de información con otras aduanas y brindar un mejor servicio al comercio exterior. Tengamos presente que un adecuado régimen aduanero es una herramienta de política económica para el fomento y desarrollo del comercio exterior.

Además de las herramientas informáticas, se debe orientar la actividad aduanera hacia la modernización en la estructura de sus funciones y en sus reglamentaciones, agilizando los procesos de control, verificación y desarrollo de procesos por sumarios aduaneros a presuntos infractores. Cabe agregar la necesidad de interconexión entre las diferentes estructuras del Estado (Aduana, Secretaría de Comercio y Banco Central) impidiendo la peregrinación de los importadores y exportadores por múltiples edificios y despachos para finalizar un trámite. Esas son otras áreas para tener presente en una profunda reforma del Estado y sus funciones.

Es preciso desterrar el derrotero de interminables circuitos por los que un expediente transita -sin que nunca nada se resuelva en forma concreta- lo que genera la corrupción como única herramienta para obtener un resultado positivo la inoperancia y el exceso burocrático castigan a quienes desarrollan sus actividades dentro de la legalidad; y le facilitan las cosas, por el contrario, a quienes se mueven en la ilegalidad, desalentando las actividades productivas y generando mayores probabilidades de corrupción administrativa.

Para ello hay que trabajar en un cambio de mentalidad de funcionarios, pero también de empresarios, que en la búsqueda de sus beneficios, en ocasiones han sido cómplices de la corrupción administrativa. Claramente se ha vivido esa situación durante los años de vigencia de las DJAI.

A la vez, hay que ocuparse de una reforma en la reglamentación para agilizar el cumplimiento de claros objetivos y, entre los instrumentos de actualización, podemos resumirlo así: reestructuración organizativa del servicio aduanero (legislación y reglamentación de sus funciones); reordenamiento y capacitación del personal, e informatización y agilización de procedimientos. En consecuencia, los objetivos serían los siguientes:

Informatizar actividades: carga y descarga; declaración aduanera; valoración; control de entrada y salida de vehículos; designación de verificadores, etc (si bien en algunos casos ya lo están, luego se continúa con sistemas viejos).

Simplificación los procedimientos; facilitar el acceso a la información (y a un mecanismo de estadísticas en tiempo real), y agilizar el control aduanero.

Como consecuencia de dicha apreciación, se debe buscar:

La facilitación del comercio exterior, con aumento de los niveles de comercialización y recaudación.

Adecuación del marco legal y la reorganización y optimización del servicio aduanero.

Reducción de los tiempos en los procedimientos aduaneros y de atención al público, adecuación y modernización de las instalaciones, para beneficio público y de los trabajadores del servicio aduanero.

Conclusión

La pretensión es reducir aspectos caóticos y anacrónicos donde se superponen y contraponen responsabilidades y funciones, determinando correctamente las que corresponden a cada cual, simplificando y agilizando los trámites y los controles.

Por supuesto, los controles deben tener combatir el contrabando y el fraude marcario. Sin dudas, la adopción de nuevas tecnologías resulta un instrumento muy importante para darle más efectividad al servicio aduanero, disminuyendo la arbitrariedad y posibles casos de corrupción; logrando así mayor calidad de servicio y celeridad en los trámites.

Párrafo aparte merece la culminación del fatídico sistema de las DJAI. Es de esperar que podamos retomar el diálogo con las nuevas autoridades, luego de los años de desprecio y maltrato que profesionales y operadores hemos soportado, en violación a todas las normas legales vigentes. Bienvenido el marco de la legalidad y de respeto.

Fuente: LA NACIÓN

 

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