Curioso procedimiento de hábeas corpus para algunos importadores

Una instrucción interna de la AFIP se recorrió el camino de un fósforo arrojado aún encendido a un terreno altamente combustible: el estado de ánimo de los despachantes de aduana y de los importadores.

La AFIP indicó un procedimiento novedoso y llamativo para el control de las importaciones, una suerte de trazabilidad extensiva para el ingreso de mercaderías «sensibles». ejecutada por las tres direcciones que la integran: Aduana, Seguridad Social e Impositiva.

Ese control prevé la citación – durante el acto de libramiento a plaza de una mercadería – de la «máxima autoridad» de la empresa importadora, notificados a través del Sicnea. Luego se procederá al «seguimiento de la mercadería hasta su punto final». Allí, el control quedará a cargo de Seguridad Social e Impositiva.

El universo de mercaderías comprendido por este mecanismo de trazabilidad integral abarca a los productos textiles, los precursores químicos, los juguetes, el calzado y «los artículos varios que presenten un valor FOB unitario de importación notoriamente bajo».

Asimismo, las direcciones podrán «incorporar nuevas mercaderías» al flamante procedimiento sgún consideren a partir de los resultados verificados en sus análisis de riesgo. La Cámara de Importadores, representantes de los afectados en última instancia, fue la Aduana y se reunió con su director, Guillermo Michel.

Hay una línea delgada entre la potestad de control de aduana, su habilidad para justificarlo y su discrecionalidad para instrumentarlo. La caída brutal del comercio exterior también impacta en los números del fisco. Echegaray sigue a la recaudación con la obsesión detallista de un luthier de Stradivarius. Y los números no dan.

Si se aplicará o no el hábeas corpus aduanero del importador en el acto de verificación lo dirá el tiempo. Por el momento, algunos despachantes aseguran que hay despachos retenidos a la espera de la visita al puerto de los empresarios; que también serán sometidos al escáner: facturación de la empresa, situación del personal y su handicap sobre los recursos de amparo para liberar importaciones.

Mordiéndose los labios, los operadores se resignan a no cuestionar el «que» del control aduanero. Les preocupa el «cómo».

Fuente: LA NACIÓN

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