INTEGRACIÓN
¿Se aprovechará esta ventana de oportunidad?
La Alianza del Pacífico acordó celebrar una reunión ministerial con el Mercosur para establecer una agenda programática que potencie los temas de convergencia, como el rol de América latina en el comercio global
La novena Cumbre de la Alianza del Pacífico, realizada el 20 de junio último en Punta Mita, México, acordó: «Celebrar una reunión ministerial de cáracter informativo sobre la Alianza del Pacífico con Estados miembros del Mercosur: Con el mismo espíritu informativo, acordaron la realización de un seminario de académicos, empresarios, emprendedores y altos funcionarios de la Alianza del Pacífico, Mercosur y otros países de la región, incluyendo Centroamérica y el Caribe».
La cuidadosa redacción del párrafo quizás refleja la necesidad de conciliar visiones distintas sobre la conveniencia de impulsar tal encuentro.
Es posible que algunos países de la Alianza sigan viendo ambos procesos contrapuestos y , eventualmente, incompatibles. Ha habido al respecto mucho debate académicos y, sobre todo, mediático. Difícil de imaginarlo como un debate sólo casual.
Consultado Heraldo Muñoz, el canciller de Chile, sobre el alcance de la propuesta aprobada por la Cumbre, afirmó que «Chile hizo una propuesta en el seno de la Alianza del Pacífico para realizar una reunión ministerial con el Mercosur. Esa propuesta se aprobó. Ahora, nuestro propósito no sería realista, pues entre ambos esquemas hay diferencias marcadas en aranceles y regulación. Pero sí podemos explorar áreas de acuerdo en temas de interés común. Podemos discutir asuntos de natural convergencia en el corto, mediano y largo plazo», destacó, según público La Tercera, el 20 de junio.
Convergencia en la diversidad
Lo concreto es que se está abriendo una ventana de oportunidad para intentar la «convergencia en la diversidad» que planteó Muñoz desde el inicio de si gestión como canciller del gobierno de Michelle Bachelet. En su visión, ése será un eje principal en la política latinoaméricana de Chile.
Un planeamiento en esa dirección ya lo había efectuado Ricardo Lagos, el ex presidente de Chile, en una conferencia pronunciada en marzo pasado en la Universidad de San Pablo. Señalaba el gran error de concebir una América latina del Pacífico como contrapuesta a otra del Atlántico. Afirmaba que «si la fuerza del comercio mundial está pasando entre el Atlántico y el Pacífico y nosotros estamos entre ambos océanos, entonces tenemos algo que decir en este cambio de época que se está produciendo en el planeta».
Para este mes de julio, en Cartagena de Indias (Colombia), está prevista la reunión informativa de los cancilleres de los países de ambos esquemas de integración regional. Lo inteligente sería aprovechar la ventana de oportunidad que se está así abriendo para iniciar un proceso, primero de diálogo político y técnico, y luego de decisiones efectivas, orientado a definir una metodología de trabajo conjunto entre países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico.
Implica reconocer que más allá de las diferencias que puedan existir-originadas en múltiples factores que son sólo económicos, ni políticos o ideológicos-el contexto internacional torna recomendables respuestas concertadas de la región en su conjunto.
Al menos en tres planos es posible imaginar acciones de convergencia q puedan generar ganacias a países de ambos esquemas. uno es el de los encadenamientos productivos de alcance regional, concebidos en sus distintas modalidades como instrumentos que faciliten la articulación transnacional en distintos sectores de la producción. Otro es el de la conectividad fisíca y la facilitación de comercio en los principales ejes de articulación económica regional. Y el tercero es el de algunas de las principales cuestiones de la agenda gloabl y, en particular, las referidas al sistema del comercio mundial y al cambio climático.
Una agenda posible de convergencia que permita potenciar, con enfoques de geometría variable y de distintas velocidades, los múltiples canales institucionales de vinculación económica existentes entre los países de la región – algunos bilaterales y otros de alcance subregionales, sudaméricano y latinoaméricano – puede nutrirse de valiosos informes recientes (tal como el de la CEPAL, titulado «Integración regional. Hacia una estrategia de cadenas de valor inclusivas»), del denso acervo normativo e instrumental que brinda la Aladi (muchas veces subutilizado), y del aporte que pueden efectuar por su rica experiencia en el desarrollo productivo y de la infraestructura de la región, instituciones como la CAF.
Fuente: LA NACIÓN